Dos de las peticiones más repetidas durante las celebraciones de fin de año son: Salud y Prosperidad.
Pedimos salud pero pasamos el año, y sobre todo el último mes, comiendo y bebiendo lo que no debemos. Deseamos a los demás salud, pero cuando nos visitan les ofrecemos las ricas recetas que preparamos, oriundas de nuestras países eso sí, llenas de grasas saturadas, alto contenido de sodio y algunos postres con mucha azúcar y más grasa.
Si bien es una comida muy sabrosa, también es cierto que deberíamos evitarla y más si nuestro deseo es tener un año lleno de salud. Y si de verdad deseamos que nuestros familiares y amigos tengan igualmente buena salud, pues no deberíamos preparar y ofrecer esas recetas.
La salud comienza con la resolución nuestra de comer mejor, que no significa otra cosa que “comer sano”. Y de eso creo que todos sabemos y nos hacemos los que no. Pero la realidad es que “comer sano” es sencillo, solo se requiere voluntad y que ese deseo expresado el último día del año lo hagamos realidad.
Mucha gente piensa que Dios no hace milagros, pero resulta que estos están a nuestro alcance a diario y no los queremos ver.
Pedir salud en estos tiempos es pedir un milagro, pero Dios no te va a poner un bozal cada vez que tengas un delicioso lechón enfrente. El te va a recordar tu deseo de salud para este nuevo año. Depende de ti si lo comes o no. ¿Recuerdas la frase: “libre albedrío”? Este es un ejemplo.
Si este año quieres comenzarlo viendo un milagro, no solo puedes verlo sino que puedes ser parte de él; busca un revista de nutrición, visita un médico o si prefieres algo más sencillo y económico busca en Google, allí hay miles de maneras de comer sano.
Claro, si prefieres seguir comiendo esa “comida deliciosa”, te repito, es tu decisión. Ahora, si decides comenzar a comer sano, el próximo paso es ejercicios. Este es el complemento ideal para mantener esa “Salud” deseada.
La otra petición es “Prosperidad”. Casi de manera automática hacemos esa petición, sin embargo, igual que la anterior notamos que durante el año pasado no vimos que esa prosperidad haya llegado como la deseamos.
Pues bien, otra vez dudamos de los milagros de Dios, pero no hacemos lo correcto por alcanzarlos. No somos diligentes para alcanzar lo que deseamos. Comenzamos proyectos pero como no se dan de inmediato, los dejamos. Diligencia es la clave para ver que los milagros se den y que podamos ser parte de ellos.
Tener un buen empleo o que nuestro proyecto de empresa se haga realidad, depende de cómo nosotros hagamos las cosas. Ser diligentes en todo lo que hagamos significa ser responsables, honestos, perseverantes y dedicados. Eso es lo que Dios demanda de nosotros para ser exitosos. Puedes revisar la historia de los hombres de éxito y la palabra ‘diligente’ es una constante en sus vidas.
Te invito a que este año que comienza seas diligente en alcanzar las resoluciones que te propusiste, incluyendo estas dos “Salud y Prosperidad”, te aseguro que tu historia cambiará. No porque yo lo diga, es porque está escrito. “La mano del negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece” Proverbios 10:4
Feliz Año!.
@JorgeMujica
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